Extraño ir a acampar, divertirme estando alejada de la monotonía y solo desconectarme del mundo, mirar el amanecer y conversar con amigos a un lado de la fogata; tocar la guitarra un poco y ser feliz. Para volver a vivir esa experiencia iré a acampar mañana; aprovechando que es fin de semana y están próximas las vacaciones. (Dianiz).
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sábado, 14 de julio de 2012
viernes, 13 de julio de 2012
25 Day Challenge: What I Miss. Días 4 - 6
Día 4: Extraño los soles bieleros (cerveceros) en los que no se hace nada más que compartir una buena cerveza con tus amigos en el puente roto, o en alguna vereda de por allí. Para volver a vivir esta situación, esperaré a vacaciones; de seguro habrá un día de esos. (Dianiz).
Día 5: Extraño ver una buena película, con el respectivo canguil,en mi casa o en casa de un amigo, y después reírnos de cosas sin sentido (ya sean de la película o no). Para volver a aquello, creo que organizaré una tarde de películas el próximo fin de semana; oh, si. (Dianiz).
Día 6: Extraño comer algodón de azúcar. (Esto proviene del hecho de que el vecino de mi amiga se haya comprado una máquina de algodón de azúcar recientemente) Es malo para nuestros dientes, y para la salud en general, pero vale la pena hacerlo rara vez. Le pediré que por favor haga un poco para mí la próxima vez que vaya. (Dianiz).
lunes, 9 de julio de 2012
25 Day Challenge: What I miss. Día 3
Extraño los abrazos que llegan justo en el momento menos esperado, y cuando más los necesitas. Sobre todo cuando la persona que te los da es alguien que consideras importante, y que en poco tiempo ha llegado a ser imprescindible en tu vida.
A esto no se puede volver tan fácil; simplemente sucederá, o eso espero. (Dianiz Polo).
extraño su voz detras de la cupula de cristal en diminutos cuadraditos, de las niñas sus rostros y sus rubios cabellos preciosas muñecas de carne y de trapo.
para volver a ellas tomare su cinta y la tocaré en el viejo equipo de los parlantes empolvados. (Joanna Arteaga).
Extraño viajar en auto a otras ciudades, salir a la madrugada, aún con sueño y frío, bostezando mientras mi aliento es visible por el nivel de temperatura, una casaca caliente, mis audífonos conectados y sonando Ximena Sariñana, meterme en la parte de atrás del auto y dormir las horas que me faltaban, despertarme cuando empieza a amanecer y el frío ha ido desapareciendo, y los audífonos siguen sonando, apegar mi cabeza despeinada al vidrio de la ventana y sentir la vibración de ella por unos segundos con los ojos cerrados, ver la carretera y saber que aún faltan algunas horas, sonreír ligeramente porque sé que son algunas horas más para seguir disfrutando de mi tranquilidad, de mis pensamientos y de mis canciones.
Volvería a sentir esto con un viaje muy largo, un aparato con la batería suficiente para que dure durante todo el viaje, los audífonos, mi capucha abrigada de rayas azules y mangas más largas que mis brazos, y un playlist de Sariñana, y Foster the people. (Jhosko Reinoso).
domingo, 8 de julio de 2012
25 Day Challenge: What I miss. Día 2.
Extraño leer un buen libro en el parque, cuando no tengo dinero siquiera para un café; extraño escribir sobre lo que sucede a mi alrededor, y tomar fotografías del atardecer que sonríe a veces. Extraño caminar bajo la lluvia con un buen amigo, en medio de una conversación interesante, de esas que se recuerdan siempre.
Para volver a experimentar esta dicha, supongo que un día de estos tan solo me levantaré y saldré a ver qué me espera de la vida. (Dianiz).
Extraño ver las hormigas debajo de las rocas, miles y miles de ellas en su diminuta metrópoli, extraño las kilometricas cadenas de flores y rodear la casa dando brincos haciendo sonar las correas de los zapatos, el columpio improvisado sobre las piedras, los frutales rebosando dentro de mis bolsillos, los fantasmas y los gatos posando sus gordos vientres en mi regazo.
para volver a sentir todo esto, colgaré en el patio un columpio, de contrabando metere un minino a la habitacion, llenaré mis bolsillos de frutas y mirare marchar al ejército de las hormigas. (Joanna Arteaga).
Extraño esos días lejos de la ciudad, del internet, incluso en momentos lejos de la señal para mi celular, rodeado solo de montañas que formaban como un muro protector al lado mío, los árboles formando pequeños bosques misteriosos y hermosos para fotografiar, las lagunas, las rocas enormes, el olor a hierba y las libélulas depositando sus huevecillos en los lechuguines, extraño el ambiente cálido de juegos de mesa, cartas y el rompecabezas que se iba formando poco a poco en la mesa junto a la chimenea, los amigos sonrientes, la comida con sabor a humo, el sonido de los grillos que entonaban coros en la noche estrellada, la luna enorme y las estrellas numerosas, como si el firmamento fuese una gran tela oscura con muchos agujeros pequeños y nos estuviese tapando de una enorme y fuerte luz, y esos atardeceres, oh ¡Que hermosos atardeceres! El anaranjado del sol que se proyectaba perfecto sobre los árboles secos sin hojas, y sobre las espigas de trigo firmes, como si ningún viento fuese capaz de moverlas, el cielo azul como si fuese cielo de mar, la carretera tranquila, y yo mirando mis zapatos empolvados mientras caminaba de vuelta a la casa de campo.
Para volver a vivir esto iría nuevamente a este pueblo, quizás no a la misma casa de campo, ni con las mismas personas, pero sé que el atardecer seguirá proyectándose tan hermoso como en ese Agosto, el cielo seguirá así de azul en la mañana y así de estrellado en la noche, y el aire tendrá el mismo olor a hierba. (Jhosko Reinoso).
Extraño ver las hormigas debajo de las rocas, miles y miles de ellas en su diminuta metrópoli, extraño las kilometricas cadenas de flores y rodear la casa dando brincos haciendo sonar las correas de los zapatos, el columpio improvisado sobre las piedras, los frutales rebosando dentro de mis bolsillos, los fantasmas y los gatos posando sus gordos vientres en mi regazo.
para volver a sentir todo esto, colgaré en el patio un columpio, de contrabando metere un minino a la habitacion, llenaré mis bolsillos de frutas y mirare marchar al ejército de las hormigas. (Joanna Arteaga).
Extraño esos días lejos de la ciudad, del internet, incluso en momentos lejos de la señal para mi celular, rodeado solo de montañas que formaban como un muro protector al lado mío, los árboles formando pequeños bosques misteriosos y hermosos para fotografiar, las lagunas, las rocas enormes, el olor a hierba y las libélulas depositando sus huevecillos en los lechuguines, extraño el ambiente cálido de juegos de mesa, cartas y el rompecabezas que se iba formando poco a poco en la mesa junto a la chimenea, los amigos sonrientes, la comida con sabor a humo, el sonido de los grillos que entonaban coros en la noche estrellada, la luna enorme y las estrellas numerosas, como si el firmamento fuese una gran tela oscura con muchos agujeros pequeños y nos estuviese tapando de una enorme y fuerte luz, y esos atardeceres, oh ¡Que hermosos atardeceres! El anaranjado del sol que se proyectaba perfecto sobre los árboles secos sin hojas, y sobre las espigas de trigo firmes, como si ningún viento fuese capaz de moverlas, el cielo azul como si fuese cielo de mar, la carretera tranquila, y yo mirando mis zapatos empolvados mientras caminaba de vuelta a la casa de campo.
Para volver a vivir esto iría nuevamente a este pueblo, quizás no a la misma casa de campo, ni con las mismas personas, pero sé que el atardecer seguirá proyectándose tan hermoso como en ese Agosto, el cielo seguirá así de azul en la mañana y así de estrellado en la noche, y el aire tendrá el mismo olor a hierba. (Jhosko Reinoso).
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