Hacía rato que se encontraba en aquella habitación enorme, mirándose los pies apoyados en las baldosas cuadriculadas, a blanco y negro, como en el ajedrez. Al principio le agradó poder mirarse en toda su dimensión, sin tener que girar para fijarse en un sólo punto.
Notó que su vestido estaba un poco arrugado en la parte posterior y que su peinado tenía una imperfección del lado derecho; todas estas cosas no las podía ver en casa. Se le hacía raro estar en un cuarto parecido a un tablero de ajedrez sin un oponente, sin embargo esto se le olvidó al poco tiempo. - Estos espejos son muy funcionales; deberían haber cuartos como estos en toda casa, la vida sería mucho más fácil, y una no tendría que preocuparse por si está bien peinada y arreglada porque lo sabría al instante con ayuda de...
A veces, lo que no queremos ver es al otro yo, al reflejo, esa persona que es en nosotros lo que no nos atreviéramos a ser aquí y ahora.
Al cabo de un rato sucedió lo inesperado: ahora se miró de verdad y fue en otra; había encontrado al fin su oponente.
me encanto! pareciera qe scribieras para mi!
ResponderEliminarme qede pensativo! me hiciste pensar mucho! me hiciste pensar en la realidad
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