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domingo, 4 de marzo de 2012

Días 18 - 19. 30 day Writing Challenge:

Día 18. Versos sólo con títulos de novelas:

París no se acaba nunca para el perseguidor;
ni el pozo para una tumba sin nombre;
de papeles inesperados en el libro de Manuel;
son Último Round y Rayuela las armas secretas.

El viaje del elefante, la casa de las bellas durmientes;
desayuno en Tiffany's:
un día en la vida de Iván Denisovich.

Crimen y castigo: los miserables;
Rojo y negro es el Aleph,
a sangre fría.




Día 19. Una interpretación (descontextualización) del cuento de hadas que menos te guste:

Caperucita Roja: La malvada encapuchada

Ella misma se encargó de convencer a todo el pueblo de que había sido el lobo el culpable de lo ocurrido; claro, después de asesinarlo brutalmente con la ayuda de su amigo el cazador quien, bajo amenaza, debía declarar en falso contra el pobre animal. 

A Caperucita no el convenía para nada que el pueblo se enterara de la verdad: mataba de hambre a su abuela, y se dedicaba a comer ella sola los manjares que su madre preparaba con tanta paciencia y dedicación; se hizo famosa por usar una capa roja, de ahí su apodo, pero, ¿alguien se preguntó el por qué la utilizaba? Pues claro, ¡con ella disimulaba su obesidad!

Resulta que el pobre lobo, quitándose el bocado de la boca para brindarle un poco de comida a la abuelita, se encontraba un día en la casa, llevó galletas y leche. Cuando Caperucita se encontraba a dos cuadras, comiendo una tarta (cabe recalcar que tenía un olfato impresionante) se dirigió hacia donde provenía el olor; no podía creer que emanara desde la casa de su abuela; así que después de todo  tenía algo para comer.

El lobo escuchó golpes incesantes en la puerta y trató de evitar que se abra. Hasta que en un momento ya no soportó más, puesto que su fuerza se había multiplicado. Debía haber más de una persona tratando de abrir la puerta. El pobre lobo luchó hasta el cansancio, pero no pudo contener la fuerza y cayó al suelo. Se escucharon dos o tres disparos y un grito agudo de la abuela, quien cayó desmayada por el impacto de lo que había visto.

Desde ahí miles de generaciones de lobos odian a la gente.


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