Esta vez la conversación tuvo como escenario la olorosa época de Corpus Christi; tras perdernos el espectáculo de dos de los tres castillos existentes, (mirar desde un lugar no muy favorecedor la quema del tercero) observar la multitud de globos estrenándose en el aire y bailar alguna cumbia, descubrimos que los mejores momentos son los que no planificamos; es decir, las situaciones que surgen por obra y gracia del azar.
Poco a poco comprendo que, si bien la gente es gente de temporadas, siempre habrá un grupo reducido que traspasa estas barreras de polvo, años e ideologías nuevas; "las personas son como los libros", decía una buena amiga; le doy la razón por completo; existe gente de todo tipo (como libros de todo género y calidad literaria) sin embargo, son las amistades que cultivamos las que constituyen los buenos libros: las tratamos con cariño y procuramos mantenerlas intactas y, sobre todo, las cuidamos al extremo, porque adquirieron un valor sentimental enorme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario