Día 14: Extraño que me vengan ideas para nuevos cuentos, sobre todo en las madrugadas, cuando suelen manifestarse más, y debo encontrar papel y lápiz o, escribir en mi celular mensajes aparentemente incomprensibles, que se encadenan entre sí... Supongo que debo soñar y leer más para que vuelvan. (Dianiz).
Día 15: Extraño tomar helado (preferentemente de chocolate) cuando llueve y hace un poco de frío, pero no al extremo. Las ganas se multiplican en estas circunstancias. Uno de estos días, cuando el clima presente estas características y, con suerte, tenga algo de dinero, iré a la heladería o tienda más cercana y disfrutaré de un buen helado, oh, sí que lo haré. (Dianiz).
Día 16: Extraño escuchar música a alto volumen cuando no hay nadie en casa, y que hasta las ventanas tiemblen (bueno, de hecho, como vivo en una casa antigua, tiemblan al menor ruido, por ejemplo, cuando se cierra una puerta, en fin...) no lo he hecho en mucho tiempo; la próxima que me quede sola en casa será una buena opción para comenzar a procrastinar. (Dianiz).
Día 17: Extraño encontrar libros interesantes para comprar; puede ser porque no tengo dinero (es lo único malo de las vacaciones) o tal vez porque no ha llegado nada interesante al almacén; en cuanto alguien de mi familia realice un acto altruista (en este caso, la persona más cercana es mi madre) iré a ver qué ofrece la literatura para mí. (Dianiz).
Día 18: Extraño la playa. Quiero ir a jugar con la arena, tomar cerveza helada, escuchando música, después leer un libro (leer un libro en la playa o bajo un árbol es una de las mejores actividades que se puede realizar en la vida) y también caminar descalza, meterme en el mar y relajarme; cómo extraño eso... Esperemos que pueda ir este año, ojalá. (Dianiz).
Día 19: Extraño tomar fotografías de los atardeceres. Creo que un día de estos cargaré mi cámara y saldré a ver qué hay. (Dianiz).
Día 20: Extraño comer mucho, mucho chocolate. La última vez que lo hice fue hace como dos meses, es más, iré por uno ahora mismo. (Dianiz).
Día 21: Extraño hacer playlists, son divertidos y se adaptan a mi estado de ánimo; supongo que la procrastinación de los últimos días me lo ha impedido; pero cuando me encuentre aburrida procederé a hacer unos cuantos (Hasta para lavar los platos es bueno tener un playlist) y seré feliz. (Dianiz).
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