Hoy escuché en la radio una canción que me transportó a mi infancia, recordé inmediatamente que se bailaba ese tipo de música en los cumpleaños, usualmente de la mano de un niño, moviendo los pies que se dirigían monótonos de izquierda a derecha y sosteniendo un caramelo, chupete o cualquier tipo de golosina en la otra, con un collar de carita feliz, un moño alto, un lazo enorme y un vestido estampado, mientras el tío del cumpleañero o la cumpleañera filmaba todo con una Sony. La tía era la encargada de convocar a los invitados a los respectivos concursos, los más memorables: el baile de la silla, pónle la cola al burro y las estatuas; los premios eran codiciados y se hacía hasta lo imposible por obtenerlos. Después, la piñata, miles de picadillos se depositaban sobre nuestras cabezas, mientras recogíamos cuanto podíamos obtener de ella. La mesa era impresionante, había golosinas de todo tipo, desde bombones hasta gelatinas con crema y Ritz con atún. Finalmente, la ansiada sorpresa traía los dulces que, por supuesto, te terminarías al día siguiente. Para un niño de los 90's eso significaba el paraíso. Entonces recordé lo buenos que eran los cumpleaños de entonces. Nostalgia, mucha nostalgia...
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