La catarsis de la "mala palabra" en el partido de fútbol, es uno de los placeres pocas veces conscientes y muy reproducidos; por eso muchos se auto preparan cuando su país va a jugar, tienen ese hilo de plata vivo en el pecho, listo para vibrar, como cuerda de guitarra.
Aún en los partidos de fútbol se puede dar cabida al aislamiento y la soledad, a pesar de compartir creencias y establecer un sentimiento colectivo. El día de hoy, me encuentro experimentando esa soledad (soledad productiva y agradable); hay personas que conozco y están en frente de mí y, sin embargo, no me hablan, respetan ese espacio propio e íntimo. Yo me miro las uñas (pintadas de rojo) mientras espero el segundo tiempo del partido y escucho un murmullo en acento francés, al fondo.
Octubre 15, 2013.
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